Muchos de los casos anteriores que se han descrito, tienen unos límites bastante claros respecto a sus homónimos átonos o tónicos y no plantean mayor dificultad que la de aprendérselos y saberlos aplicar en cada situación. No obstante, algunas veces cabe la posibilidad de que sea válida tanto una escritura como la otra en el mismo contexto, y que su significado apenas varíe: no supone una gran diferencia el usar uno u otro, es más una cuestión de hábito, pero no por ello quiere decir que aquello que no se corresponde con nuestra costumbre y por ello nos suene
, tenga que ser incorrecto. Sintácticamente, la diferencia puede ser bastante abrupta y aun así, el significado ser bastante similar, si no idéntico. Otras veces existe una diferencia de significado con algún matiz que la otra no tiene, por lo cual es importante saber cuál escoger para que la finalidad de la lengua, que es la de poder comunicarnos, se produzca exitosamente. Se exponen a continuación algunos casos en un mismo contexto lingüístico en el que pueden darse ambas escrituras, pero en las que se corresponden con distintos tipos de oraciones y por ende su significado es algo diferente, pudiéndose apreciar matices:
Cuando se pueden articular este tipo de palabras tanto de manera tónica como de manera átona y apenas hay variación de significado, al contrario que en los ejemplos anteriores, está en el hábito del hablante el si escribirlas tónicas o átonas, depende de cómo este los pronuncie. Así pues, pueden darse en tres tipos de situaciones:
a)
Los relativos que introducen subordinadas relativas sin antecedente expreso, siempre y cuando dicho antecedente (implícito) sea indefinido de carácter inespecífico (
alguien,
algo,
un lugar..., como sus formas negativas:
nadie,
nada,
ningún lugar...)
pueden articularse de forma tónica o átona, por lo que tienen cabida ambas escrituras. Es frecuente que en dichas oraciones aparezcan los verbos
haber o
tener, pero también de verbos que pueden admitir complementos indefinidos de carácter inespecífico, como
buscar,
encontrar,
necesitar... Se entiende por
complementos indefinidos de carácter inespecífico a aquellos que no se refieren a entes concretos y determinados que existen, sino a cualquiera de los posibles, sin que se especifique o se sepa cuál es. Así, en
Busco un mecánico que me arregle la moto, el complemento indefinido de carácter inespecífico es
un mecánico, que puede existir o no. Por otra parte, en
Busco a un/al mecánico que me arregló la moto,
a un mecánico o
al mecánico hace referencia a uno en concreto que existe, por lo que no podría ser dicho complemento indefinido.
Se exponen a continuación distintos ejemplos en los que se puede observar como, al suprimir el
antecedente indefinido expreso de las oraciones de relativo dependientes de estos verbos, se obtienen oraciones relativas cuyo antecedente indefinido no está expreso, sino implícito en el
relativo que las introduce:
- Tiene alguien en quien confiar → Tiene en quien/quién confiar.
- No hay un lugar donde estudiar → No hay donde/dónde estudiar.
- Busco una persona que me ayude → Busco quien/quién me ayude.
- No encuentro un lugar donde alojarme → No encuentro donde/dónde alojarme.
- Necesita alguien que lo cuide → Necesita quien/quién lo cuide.
Como puede observarse en estos ejemplos de relativas sin antecedente expreso, los relativos pueden ser tónicos o átonos y, por lo tanto, escribirse con tilde o sin ella. Hay que señalar que, si en este tipo de oraciones aparecen verbos en infinitivo precediendo a los relativos, se tienden a pronunciar estos últimos de manera tónica, como en
No encontrar dónde/donde aparcar; mientras que si el verbo está conjugado, los relativos tienden a pronunciarse de manera átona. Por otra parte, algunos relativos suelen pronunciarse de ambas maneras con una frecuencia bastante alta, como
quién/quien o
donde/dónde, mientras que otros como
qué/que, suele tener preferencia la forma tónica. Como ya hemos dicho, estos son meros hábitos de los hablantes, ambas pronunciaciones y escrituras son válidas.
En determinados contextos, los relativos que introducen este tipo de oraciones relativas con antecedente indefinido implícito, no admiten la posibilidad del valor átono y por tanto son siempre tónicos. Esto ocurre cuando
el relativo átono coincide irremediablemente con otro tipo de estructura diferente, y por lo tanto alteraría el significado de la oración. Así pues, cuando con los verbos
haber y
tener la relativa va introducida por el relativo
qué, este siempre es tónico y se escribe con tilde, para poder distinguirse así de la conjunción
que presente en las perífrasis modales de obligación formadas con dichos verbos:
No tengo qué estudiar hoy (enunciado que incluye una oración de relativo con antecedente indefinido implícito y significa 'no tengo nada que estudiar hoy'), frente a
No tengo que estudiar hoy (enunciado que incluye una perífrasis modal de obligación y significa 'no tengo la obligación o la necesidad de estudiar hoy').
También, no hay que confundir la expresión
hay que ver de valor interjectivo y pronunciación átona, como por ejemplo en
¡Hay que ver qué cosos dices!, con aquellos casos en los que el relativo tónico
qué introduce una oración relativa con el verbo
ver y antecedente indefinido implícito, como en
La televisión se ha vuelto aburridísima: ya no hay qué ver por las noches.
Ocurre lo mismo cuando la
oración relativa depende del verbo haber y va introducida por el relativo cómo, en donde este caso es obligatoriamente tónico y
debe distinguirse del como átono que aparece en la construcción ponderativa no haber como... ('no haber cosa mejor que...'):
No hay cómo arreglar los problemas ('no hay ninguna manera de arreglar los problemas'), frente a
No hay como arreglar los problemas [para sentirse bien] ('no hay cosa mejor que arreglar los problemas [para sentirse bien]').
b) Hay verbos como
gustar,
depender,
saber,
ignorar,
olvidar,
recordar,
imaginar, etc., o expresiones como
según o
independientemente de, que pueden construirse con oraciones de relativo sin antecedente introducidas por un relativo átono o por oraciones interrogativas indirectas encabezadas por un interrogativo tónico,
sin que por ello la elección de uno u otro suponga una diferencia sustancial de significado. Lo más habitual es pronunciarlos de manera tónica y escribirlos con tilde, pero ambas son correctas:
- Me gusta como viste (oración de relativo sin antecedente que significa 'me gusta la manera como viste').
- Me gusta cómo viste (oración interrogativa indirecta que significa 'me gusta de qué manera viste').
- No olvides de donde vienes (oración de relativo sin antecedente que significa 'no olvides el lugar de donde vienes').
- No olvides de dónde vienes (oración interrogativa indirecta que significa 'no olvides de qué lugar vienes').
- Depende de cuando llegue (oración de relativo sin antecedente que significa 'depende del momento en el que llegue').
- Depende de cuándo llegue (oración interrogativa indirecta que significa 'depende de en qué momento llegue').
c) Tal como se indicó en el valor conjuncional de la escritura sin tilde, la palabra
como puede funcionar como conjunción introduciendo oraciones subordinadas sustantivas (equivalente a
que) de complemento directo dependientes de ciertos verbos, como los de percepción (
ver,
oír,
observar...) o los que denotan exposición o relato (
explicar,
relatar,
señalar...). Este
como conjuntivo es átono y se escribe sin tilde, y lo que se percibe o expone es el hecho que expresa la subordinada:
- «Ya verá como al final todo se resuelve» (Antonio Muñoz Molina Sefarad [España, 2001]) ['ya verá que...'].
- «Aquí no pretendemos tanto; sí, en cambio, señalar como ha habido siempre una cierta consciencia de la necesidad y la utilidad del manejo del agua» (Albentosa Clima [España, 1991]) ['señalar que...'].
Este tipo de verbos se construyen frecuentemente también con oraciones interrogativas indirectas de valor modal introducidas por el adverbio interrogativo
cómo:
- Vi cómo lo hizo ['vi de qué modo lo hizo'].
- Me contó cómo consiguió convencerlo ['me contó de qué modo logró convencerlo'].
En muchas ocasiones,
la conjunción como tiende a converger con el adverbio interrogativo cómo, debido a que la percepción o exposición de un hecho es indisociable de la del modo en que este se produce. Así pues, se puede interpretar de las dos maneras y ambas pronunciaciones y escrituras son válidas:
- «Oyó como se abría una puerta» (Chamorro Cruz [España, 1992]).
- «Oyó cómo madre e hijo bajaban la escalera de nuevo» (Pombo Metro [España, 1990]).
- «Rogelio vio como Mayra se alejaba» (Olivera Enfermera [México, 1991]).
- «Vi cómo en cada salida se llevaban los cubiertos de plata» (Allende Eva [Chile, 1987]).
- «Cuenta como un pastor que apacentaba allí sus rebaños venía observando la existencia de un pequeño rectángulo [...] al que las ovejas nunca se acercaban» (Villanueva Cantabria [España, 2000]).
- «Contó cómo una noche había aparecido por casa seguido de una docena de estudiantes» (Martínez de Pisón Ternura [España, 1985]).
No obstante,
dependiendo del contexto, el usar uno u otro sí puede afectar al significado, por lo que el uso de la tilde habrá de adecuarse al caso, analizando el significado de ambos para poder elegir el más acorde a la idea que se quiera transmitir:
- Ya verás como viene ('seguro que viene, ya verás').
- Ya verás cómo viene ('ya verás de qué manera viene: cansado, manchado...').