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NOKIA 8260
Si estás obsesionado con tener el smartphone con la mejor cámara, estás perdiendo el tiempo. Te contamos los motivos para dejar de buscar desesperadamente.
En las últimas semanas han aparecido nuevos móviles que presumen de tener “la mejor cámara del mercado”. Declaraciones tan potentes no suelen pasar desapercibidas, por lo que es frecuente encontrar comparativas que llegan a niveles absurdos. Te contamos por qué medir la calidad de una cámara de fotos es una tontería.
Qué significa exactamente mejor, y por qué no tiene sentido
Hablar de tecnología de consumo; smartphones, por ejemplo; implica a día de hoy que vas a acabar discutiendo (de una manera más o menos educada). Tu piensas que ese móvil en el que te acabas de gastar es un dineral es lo mejor de lo mejor, hasta que te topas con alguien que te dice “mi iPhone / Galaxy / Pixel es mejor”.
De algún modo te acabas metiendo en una guerra sin sentido. Al igual que esa persona que te ha provocado, tu quieres demostrarle por qué tu móvil es mejor que el suyo. Afortunadamente, casi todas las características suelen ser fáciles de identificar cual es mejor, o al menos llegar a un consenso pacífico. Hasta que toca hablar de la cámara.
Es imposible valorar qué cámara es mejor para un usuario normal. Si eres fotógrafo, lo más seguro es que busques la mayor fidelidad de la toma en comparación al mundo real, pero toca darnos con la realidad.
Un usuario normal no entiende de todos esos conceptos de fotografía. Si saca su móvil, toma una foto con un simple toque, el resultado que más le guste va a ser el que le parezca mejor, aunque la foto esté vulnerando mil cosas que harían a un fotógrafo querer irse a una isla desierta.
En los últimos meses, existe un benchmark (prueba de rendimiento) que se llama DXoMark. Este test consiste en una serie de profesionales de la fotografía, que bajo un punto de vista muy concreto y especializado valoran qué cámara es mejor que otra. La realidad de este test es que acabamos midiendo con un número algo que no se debería medir, lo que induce a un desengaño final.
Cuando comparar la calidad llega al absurdo
Para elaborar comparativas, en ocasiones suelen aparecer situaciones en el que el analista; con toda la profesionalidad del mundo; intenta llevar el análisis de las capacidades hasta el último milímetro.
Más allá de que esos análisis nos permiten conocer mejor el resultado global, la realidad es que también acaban generando confusión. El sentido de ello reside en que aumentar en 50 el zoom para detectar una anomalía es algo que se nos acaba escapando.
A día de hoy, no he conocido ninguna persona que disfrute de la fotografía casual (la que practicamos aquellos que no hemos estudiado fotografía, porque no todos en la vida podemos ser fotógrafos) que tomen una fotografía y se vayan a buscar microdefectos en su monitor de 27 pulgadas.
La carrera de la tecnología, cuando bajarse del tren
Toda esta locura de comparativas no es algo de ahora, sino que existe desde que existía la informática. Hace unos años era frecuente que de una generación de móviles a la siguiente tuviésemos el doble de potencia, memoria, una pantalla mejor, más batería, etc…
Aunque la tecnología ha evolucionado, el Samsung Galaxy S7 sigue haciendo fotazas.
Como usuarios, rasca mucho comprarnos un móvil y que a los pocos meses acabe saliendo uno que sea mejor. Elegir un móvil con perspectiva temporal es absurdo, porque el día de hoy es el futuro si lo vemos desde ayer, pero será el pasado si lo miramos desde mañana.
Teniendo en cuenta eso, la única forma de tener siempre lo último de lo último es estar constantemente comprando el móvil más nuevo y caro hasta el fin de los tiempos. Obsesionarse con tener lo mejor es gastar por gastar.
Aplicación, funciones, extras, el valor añadido
En las comparativas muchas veces nos encontramos con valores que suelen pasar desapercibidos. Si para un experto quizás lo más importante es poder tener un modo profesional que te permita modificar cada parámetro, quizás para un usuario no sea una prioridad.
Sin embargo, algo que suele pasar desapercibido son los efectos, filtros, stickers, o cualquier tipo de extra que incluyen las aplicaciones de cámara. Sí, es cierto que destrozan fotografías, pero al final son utilidades que muchas personas acaban disfrutando, lo que las convierte en un valor añadido.
¿Cómo utilizas tú la cámara? Pues entonces busca lo que te importa
Al final, decidir cada característica de un móvil no debería convertirse en una guerra. Obcecarse en perseguir la mejor cámara fotográfica lo único que va a hacer es que acabes pasando horas sin tener claro si realmente estás escogiendo la mejor cámara. Y todo ese esfuerzo para que en pocos meses acabe llegando un móvil que tenga una cámara muy superior.
Nuestro consejo es que cuando busques un móvil que tenga buena cámara, observes las fotografías que realiza. No importa si el iPhone hace mejores fotos (o el móvil que sea) porque igual, a tu juicio es al contrario. Y no hay ningún problema en ello.
Piensa en qué es lo más importante para ti, y como quieres disfrutar de la fotografía. El smartphone al final es una herramienta que siempre llevamos encima, por lo que inmortalizará muchos de nuestros recuerdos.
Y lo importante es que cuando queramos imprimirlos o revivirlos en una pantalla, se muestren tal y como nos gustaría vernos, no como deberían verse según otras personas.
En las últimas semanas han aparecido nuevos móviles que presumen de tener “la mejor cámara del mercado”. Declaraciones tan potentes no suelen pasar desapercibidas, por lo que es frecuente encontrar comparativas que llegan a niveles absurdos. Te contamos por qué medir la calidad de una cámara de fotos es una tontería.
Qué significa exactamente mejor, y por qué no tiene sentido
Hablar de tecnología de consumo; smartphones, por ejemplo; implica a día de hoy que vas a acabar discutiendo (de una manera más o menos educada). Tu piensas que ese móvil en el que te acabas de gastar es un dineral es lo mejor de lo mejor, hasta que te topas con alguien que te dice “mi iPhone / Galaxy / Pixel es mejor”.
De algún modo te acabas metiendo en una guerra sin sentido. Al igual que esa persona que te ha provocado, tu quieres demostrarle por qué tu móvil es mejor que el suyo. Afortunadamente, casi todas las características suelen ser fáciles de identificar cual es mejor, o al menos llegar a un consenso pacífico. Hasta que toca hablar de la cámara.
Los móviles de gama alta están al nivel, no hace falta discutir.
El arte no se puede medir con un númeroEs imposible valorar qué cámara es mejor para un usuario normal. Si eres fotógrafo, lo más seguro es que busques la mayor fidelidad de la toma en comparación al mundo real, pero toca darnos con la realidad.
Un usuario normal no entiende de todos esos conceptos de fotografía. Si saca su móvil, toma una foto con un simple toque, el resultado que más le guste va a ser el que le parezca mejor, aunque la foto esté vulnerando mil cosas que harían a un fotógrafo querer irse a una isla desierta.
La fotografía no se puede medir con un número. Es absurdo.
Con el paso de los años, la fotografía se ha convertido en una especie de arte popular. La opinión de “los expertos” aquí no tiene ningún tipo de valor. El motivo es simple, y es que el arte no ees objetivo, no es algo que se pueda medir. Hay un factor que hará que te guste o no el resultado final, en base a una combinación de hardware, software, e incluso de inteligencia artificial.En los últimos meses, existe un benchmark (prueba de rendimiento) que se llama DXoMark. Este test consiste en una serie de profesionales de la fotografía, que bajo un punto de vista muy concreto y especializado valoran qué cámara es mejor que otra. La realidad de este test es que acabamos midiendo con un número algo que no se debería medir, lo que induce a un desengaño final.
Cuando comparar la calidad llega al absurdo
Para elaborar comparativas, en ocasiones suelen aparecer situaciones en el que el analista; con toda la profesionalidad del mundo; intenta llevar el análisis de las capacidades hasta el último milímetro.
Más allá de que esos análisis nos permiten conocer mejor el resultado global, la realidad es que también acaban generando confusión. El sentido de ello reside en que aumentar en 50 el zoom para detectar una anomalía es algo que se nos acaba escapando.
A día de hoy, no he conocido ninguna persona que disfrute de la fotografía casual (la que practicamos aquellos que no hemos estudiado fotografía, porque no todos en la vida podemos ser fotógrafos) que tomen una fotografía y se vayan a buscar microdefectos en su monitor de 27 pulgadas.
La carrera de la tecnología, cuando bajarse del tren
Toda esta locura de comparativas no es algo de ahora, sino que existe desde que existía la informática. Hace unos años era frecuente que de una generación de móviles a la siguiente tuviésemos el doble de potencia, memoria, una pantalla mejor, más batería, etc…
Como usuarios, rasca mucho comprarnos un móvil y que a los pocos meses acabe saliendo uno que sea mejor. Elegir un móvil con perspectiva temporal es absurdo, porque el día de hoy es el futuro si lo vemos desde ayer, pero será el pasado si lo miramos desde mañana.
Teniendo en cuenta eso, la única forma de tener siempre lo último de lo último es estar constantemente comprando el móvil más nuevo y caro hasta el fin de los tiempos. Obsesionarse con tener lo mejor es gastar por gastar.
Aunque salgan cámaras mejores, las que tenemos siguen siendo igual de buenas.
Si escoges un móvil de gama alta, vas a disfrutar de una excelente cámara, optes por Samsung, Google, Sony, Huawei, HTC, LG, o incluso Apple. Pero más importante que elegir es dejar de obsesionarse con que hay una cámara mejor. Disfruta e intenta sacar el máximo partido a la que tienes.Aplicación, funciones, extras, el valor añadido
En las comparativas muchas veces nos encontramos con valores que suelen pasar desapercibidos. Si para un experto quizás lo más importante es poder tener un modo profesional que te permita modificar cada parámetro, quizás para un usuario no sea una prioridad.
Sin embargo, algo que suele pasar desapercibido son los efectos, filtros, stickers, o cualquier tipo de extra que incluyen las aplicaciones de cámara. Sí, es cierto que destrozan fotografías, pero al final son utilidades que muchas personas acaban disfrutando, lo que las convierte en un valor añadido.
¿Cómo utilizas tú la cámara? Pues entonces busca lo que te importa
Al final, decidir cada característica de un móvil no debería convertirse en una guerra. Obcecarse en perseguir la mejor cámara fotográfica lo único que va a hacer es que acabes pasando horas sin tener claro si realmente estás escogiendo la mejor cámara. Y todo ese esfuerzo para que en pocos meses acabe llegando un móvil que tenga una cámara muy superior.
Nuestro consejo es que cuando busques un móvil que tenga buena cámara, observes las fotografías que realiza. No importa si el iPhone hace mejores fotos (o el móvil que sea) porque igual, a tu juicio es al contrario. Y no hay ningún problema en ello.
Piensa en qué es lo más importante para ti, y como quieres disfrutar de la fotografía. El smartphone al final es una herramienta que siempre llevamos encima, por lo que inmortalizará muchos de nuestros recuerdos.
Y lo importante es que cuando queramos imprimirlos o revivirlos en una pantalla, se muestren tal y como nos gustaría vernos, no como deberían verse según otras personas.