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Todavía quedan meses para el lanzamiento del Samsung Galaxy S10, que en teoría tendría que aparecer durante la primera mitad de 2019. Sin embargo, y debido a las altísimas expectativas que genera cada nueva versión del smartphone tope gama de referencia Samsung (e incluso se puede decir del ecosistema Android), ya están surgiendo rumores e informaciones sobre sus posibles características.
Según apuntan diversos medios, el Galaxy S10 podría introducir un cambio importante frente a la versión anterior, y es que el escáner de reconocimiento del iris sería sustituido por un sensor para huellas dactilares incorporado en la pantalla y otro de reconocimiento facial. Esto dejaría al Note 9 como el último smartphone de Samsung en usar el iris para autenticar.
Las razones podrían estar en que Samsung no se ve capaz de competir con garantías a nivel técnico con Apple, cuyo Face ID parece haberse mostrado más rápido y preciso, a la vez que la mayoría de los usuarios aún prefieren los escáneres de huellas dactilares frente a otros tipos de autenticación biométrica. Por otro lado, esto también permitirá al gigante surcoreano reducir costes. El dinero ahorrado se invertiría en tecnología que se desarrollaría junto a Mantis Vision, una empresa israelí.
El sensor para huellas dactilares no solo identificaría la huella en sí, sino que también sería capaz de medir la presión arterial y hasta el ritmo cardíaco para así darle cierto valor adicional.